El Maestro y el conocimiento como materia renovable y transferible
El mundo está lleno de niños rodeados de sueños, jóvenes con visión profesional y adultos comprometidos con la actualización de sus conocimientos en busca de un estilo de vida más práctico y a la vez productivo, de acuerdo a las exigencias de la globalización; dentro de este contexto ha surgido como acto primario una íntima relación entre alumno y maestro, siendo este último el ser clasificado y muy bien dotado que comparte sin egoísmo alguno y apunta como resultado final formar estudiantes con capacidad resolutiva.
Dentro del proceso de aprendizaje el profesor es ese líder facilitador que despierta el interés en sus alumnos por investigar, comprender y poner en práctica diversos fenómenos de la realidad. Por su parte el estudiante tiene el compromiso de acceder y colaborar en la clase con ese espíritu renovador, entendiendo que su rol se fundamenta en participar activamente adaptándose a la metodología del catedrático que de seguro tendrá un estilo único e invariable, ya sea este bueno o en su defecto malo.
Pero, ¿cómo calificar el nivel de un docente? Todo apunta al profesionalismo con que procede, sus ideales y su convicción para entender que los conocimientos son materia renovable y transferible, es decir que no se debe quedar con ellos, sino que la verdadera función es mejorarlos con el análisis estudiantil para en lo posterior difundirlo positivamente para bien de una sociedad que combata la ignorancia y apunte al desarrollo.
Si analizamos el lado oscuro de la educación, encontramos que aún existen profesionales laborando bajo viejos paradigmas mentales, sosteniendo que la retroalimentación solo ha sido eficiente si al momento de los resultados o calificaciones se alcanza niveles altos, es más o menos una teoría forjadora de alumnos memoristas que centran su preparación y coeficiente intelectual en un colonial elemento llamado examen.
Es de buen recaudo mencionar que el profesor en la actualidad debe encaminar su trabajo a la reubicación de los valores humanos en los aprendices, estableciendo una base humanitaria que permita resolver buenas relaciones interpersonales, con un fortalecimiento de su cultura e identidad, que sirva como tierra fértil para sembrar el saber, que deberá ser adaptado a la personalidad y a manera de dúo fortificar un hombre moderno, tecnológicamente avanzado pero con esencia humanitaria.
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Juan Pablo Trámpuz -
Thelmy Alonzo Moreira -
Victor Domo -