Deuda externa: Letal y ajena

El Ecuador es un país rico en materia prima, eso es lo que escuchamos a lo largo de nuestra existencia, pasamos de niños a adolescentes, luego a jóvenes que tratan de entender la problemática local que nos amenaza, para después alcanzar la madurez y llegar a viejos sin haber ni siquiera analizado, peor interpretado lo que significa esta cruel condena, la deuda externa.

A pasado ya mucho tiempo, desde que nuestra nación cayó en este pozo, del cual pienso es difícil salir; si nos damos cuenta el Ecuador es una “marioneta” para países ajenos, nos meten en cualquier lío y sencillamente no decimos nada ni mucho menos hacemos algo, es el caso de la deuda externa, las pérdidas de territorio, el cambio de moneda y otros casos más.

La deuda externa señores es nuestra principal “barrera”, sí entendiéramos que trabajamos para ella, de seguro nos interesaría saber porqué; en un país lleno de riqueza, que produce y explota para pagar y nada más que eso, bueno sería gozar tanta ganancia y contrarrestar males cómo la emigración, delincuencia, etc.

Diferentes análisis actuales determinan que el Ecuador invierte en producción, educación y más aspectos esenciales tan solo el 10 % de todo lo que paga al exterior. Y pregunto yo: ¿Qué hizo el gobierno con todo el dinero que se prestó? ¿En que lo gastó? Si se supone que debemos tanto, debería reflejarse internamente el ingreso de ese capital facilitado, puesto que cuándo uno decide endeudarse, algo bueno tiene que llegar a sus haberes.

Pertenezco a un grupo de jóvenes que día a día trata de aprender a través de la lectura y la investigación, puedo asegurar al mundo entero y es una pena que los ciudadanos no sepan el porqué mi país, tan honorable por cierto, esté tan endeudado y encerrado en una crisis permanente.

Es mi deber invitar a los compatriotas a por lo menos recapacitar y tratar de entender que somos gente que construye solo para entregar y no para crecer; seduzco al pueblo a formar ideales nuevos, en los cuáles todo lo que ganamos sea para nosotros mismos, que sea primero lo nuestro y no lo extranjero y de esta forma alcanzar una vida más humanista y feliz.